Somos lenguaje. Pero el lenguaje nos es dado. Este se va desarrollando en la sociedad con independencia, tal como la inteligencia se independiza, con el pasar del tiempo. El lenguaje va mutando de manera multifactorial, en ocasiones emerge de las bases de las pirámides sociales, las cárceles; en otras ocasiones, desde la academia, la literatura, el arte. Todo ese lenguaje nos es dado. Ello podría implicar, que en cierta forma, el lenguaje es un reflejo de nosotros. Ello aplica incluso para la expresiones, que nos son dadas. Si esto es así, a mayor cantidad de groserías, podría haber más violencia interna, con capacidad de condicionar el comportamiento.

Cuando se dice: “el vivo vive del bobo”, en ese momento, en la inconsciencia, se abre espacio para que el ego, se identifique con la frase y por ende será más propensa a actuar de esa forma (de manera egoísta), eso, la hace una persona enferma o débil. Lo dicen los sabios, la batalla es contigo mismo, lo ves en Estados de WhatsApp, Instagram, videos de motivación, mensajes de personas tratando de empoderarse. Pero en el momento que nos identificamos con el ego, entramos en zona de peligro, de caer en el egoísmo.

Pero en este punto, tal vez sea prudente, dado que estamos hablando del lenguaje, mirar un poco la palabra egoísmo. El ego es yo. Ísmo podría estar relacionado con el soy. Cuando me pregunten ¿quién eres? Diré, yo, soy yo (frase utilizada por Jesús). Tal vez, el lector se pregunte, esto para que importa, pero, recuerda, somos lenguaje. El soy es un problema, porque el –ismo se llena con factores externos y no con el ser. Siendo así las cosas, cuando se responde: “yo, soy abogado”, “yo, soy fútbolista”, “yo, soy administrador”, escritor o lo que se quiera, lo que indirectamente le estoy diciendo al subconsciente es, yo, soy eso, eso, difumina el yo, porque el yo, es ser, y, eso, es otra cosa. Cuando manifiesto, yo, soy un cabrón, me estoy diciendo, yo, no soy yo, soy, lo que refleja un cabrón, luego soy violencia. Ello es así, porque estoy identificando al ego, con otra cosa, que refleja violencia. Asimismo, cuando se le dice a alguien, “ole, perro, bobo, etc.”, para referirse a alguien, cargo mi alrededor, con un poco de energía negativa, esto es, las vibraciones, causadas entre otras cosas, por las corrientes de aire, que atraviesan las cuerdas vocales, haciéndolas vibrar, emitiendo unas ondas, alrededor.

El lenguaje parece tener otra particularidad y es que funciona de manera muy automática. Por eso, no son pocas las ocasiones, que haya alguien, hiriendo a otros, sin querer realmente hacerlo. Pero esto, también es un reflejo de los niveles de consciencia. En todo caso, las sociedades actuales, son más flexibles con el lenguaje y es que, es mejor un mal hablado pacífico, que un caballero violento. Las groserías sirven para canalizar las energías, por eso un hijueputazo, puede ser liberador. Se trata de ser consciente de las palabras a usar, para expresarse, utilizando aquellas que puedan transmitir agrado.

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